Unción de enfermos
Los sacerdotes de la Parroquia están disponibles para visitar a los enfermos y a los ancianos en sus casas, llevarles la Eucaristía, administrar la Unción de los enfermos y confesarles.
Es necesario indicarlo en la Parroquia para que los sacerdotes puedan atender mejor a los enfermos fijando una fecha. Contactar
Este Sacramento también se celebra de forma comunitaria el 11 de febrero de cada año, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes y Jornada Mundial del Enfermo.
Es Jesús mismo quien llega para aliviar al enfermo, para darle fuerza, para darle esperanza, para ayudarle; también para perdonarle los pecados. Y esto es hermoso. No hay que pensar que esto es un tabú, porque es siempre hermoso saber que en el momento del dolor y de la enfermedad no estamos solos: el sacerdote y quienes están presentes durante la Unción de los enfermos representan, en efecto, a toda la comunidad cristiana que, como un único cuerpo nos reúne alrededor de quien sufre y de los familiares, alimentando en ellos la fe y la esperanza, y sosteniéndolos con la oración y el calor fraterno. Pero el consuelo más grande deriva del hecho de que quien se hace presente en el sacramento es el Señor Jesús mismo, que nos toma de la mano, nos acaricia como hacía con los enfermos y nos recuerda que le pertenecemos y que nada —ni siquiera el mal y la muerte— podrá jamás separarnos de Él. ¿Tenemos esta costumbre de llamar al sacerdote para que venga a nuestros enfermos —no digo enfermos de gripe, de tres-cuatro días, sino cuando es una enfermedad seria— y también a nuestros ancianos, y les dé este sacramento, este consuelo, esta fuerza de Jesús para seguir adelante? ¡Hagámoslo!
PAPA FRANCISCO, AUDIENCIA GENERAL, Plaza de San Pedro, miércoles 26 de febrero de 2014 leer